Yo también fui el hombre que
lee plácidamente el periódico de su recién estrenada jubilación,
compartiendo comentarios, complicidad y amistad con los que ven la
vida pasar desde el brazo del sillón.
En esta sala vi con entusiasmo
juvenil publicada aquella primera investigación en la revista de
tirada nacional que tanto esfuerzo nos costó y abrió el camino a
muchos estudios más. Por allí también se escondían las obras de
teatro que demandábamos ansiosos para empezar a ensayar en la
asociación de vecinos. Más allá circulaban aquellos primeros
discos y casettes de músicas lejanas que traían tiempos nuevos. En
la primera planta, o quizá en el sótano, no sé, nos sorprendieron
autores, conferencias y exposiciones que nos abrieron los ojos con
nuevas perspectivas y más profundidad y amplitud de campo.
Toda una
vida pasa delante del brillo implacable del lector de códigos de
barras. Pero antes de que aparezca un nuevo ticket y mi nieto me tire
impaciente de la manga de la chaqueta, mi mente se aleja un poco más.
He vuelto mágicamente a mi pueblo, a los atardeceres infinitos de la
sierra y he visto a un niño bajo un árbol, lleno de inocencia y de
curiosidad, con un libro entre sus manos imaginándose muchos más,…
y fue allí, querida biblioteca, compañera de mi vida, donde yo te
empecé a soñar.
Relato ganador del 1º Premio del I Concurso de "Cartas a la Biblioteca", Jaén, noviembre 2014
Relato ganador del 1º Premio del I Concurso de "Cartas a la Biblioteca", Jaén, noviembre 2014
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