martes, 23 de diciembre de 2014

Soñándote

Como una rutina de la tarde de los viernes, antes del parque o después de los churros quizá, mis pies se deslizan lentamente hacia ti arrastrados por mis nietos, que cambian la algarabía por el silencio para conseguir nuevos cuentos y nuevas películas con que soñar. Y mientras hacemos cola para el préstamo, miro alrededor, recuerdo, suspiro y pienso.
Yo también fui el hombre que lee plácidamente el periódico de su recién estrenada jubilación, compartiendo comentarios, complicidad y amistad con los que ven la vida pasar desde el brazo del sillón.
En esta sala vi con entusiasmo juvenil publicada aquella primera investigación en la revista de tirada nacional que tanto esfuerzo nos costó y abrió el camino a muchos estudios más. Por allí también se escondían las obras de teatro que demandábamos ansiosos para empezar a ensayar en la asociación de vecinos. Más allá circulaban aquellos primeros discos y casettes de músicas lejanas que traían tiempos nuevos. En la primera planta, o quizá en el sótano, no sé, nos sorprendieron autores, conferencias y exposiciones que nos abrieron los ojos con nuevas perspectivas y más profundidad y amplitud de campo.
Toda una vida pasa delante del brillo implacable del lector de códigos de barras. Pero antes de que aparezca un nuevo ticket y mi nieto me tire impaciente de la manga de la chaqueta, mi mente se aleja un poco más. He vuelto mágicamente a mi pueblo, a los atardeceres infinitos de la sierra y he visto a un niño bajo un árbol, lleno de inocencia y de curiosidad, con un libro entre sus manos imaginándose muchos más,… y fue allí, querida biblioteca, compañera de mi vida, donde yo te empecé a soñar. 

Relato ganador del 1º Premio del I Concurso de "Cartas a la Biblioteca", Jaén, noviembre 2014


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