miércoles, 19 de abril de 2023

La fuerza de la palabra






                                                LA FUERZA DE LA PALABRA                                                19.04.2023

    Estamos en época de mociones de censura, campañas electorales,  guerras enquistadas, negociaciones rotas y huelgas en media Europa. En resumen, problemas por doquier. Ante todos estos frentes, la mayoría de las veces se opta por la polarización, la falta de flexibilidad y de diálogo. Y en los casos más extremos, por la violencia. Encasillamos a los demás y hacemos oídos sordos a sus razones. Creemos que con ceder un ápice, vamos a perder nuestra parcela de poder.

    Por otra parte, veo en los centros educativos cómo progresivamente se amplían las horas de oratoria y debate. Se han multiplicado los torneos en los institutos: en el centro, a nivel provincial, autonómico,... Y con muy buena acogida. En la provincia de Jaén han participado veinticuatro equipos este año. Y en toda Andalucía, muchos más. No solo en español, también en inglés y francés. Los mejores equipos de cada provincia irán a la final autonómica que se celebrará en Granada en abril.

    Con esta actividad, los adolescentes se inician en la investigación y el conocimiento en profundidad sobre un tema a través de fuentes fiables, sin titulares sensacionalistas o información sesgada. Es un aprendizaje duro pero beneficioso a largo plazo. Además, aprenden a hablar en público y a dominar la retórica y la oratoria. Me alegra ver cómo distinguen falacias y manipulaciones y son avezados en el arte de la persuasión. Contemplo sus ojos atentos escuchando la valoración de los jueces.

    En medio de la incertidumbre que rodea al mundo educativo, de esto sí podemos estar plenamente seguros de su eficacia. Los jóvenes introducen, argumentan, refutan, sintetizan, matizan, improvisan preguntas y respuestas,... Y así podríamos seguir enumerando más bondades sobre el debate.

    Cuando los equipos se van curtiendo año tras año, se adquiere una soltura envidiable. Todo esto no sería posible sin profesorado implicado. Solo ellos saben las horas que les dedican, horas que no aparecen en ningún horario. Y cuando llegan las semifinales y las finales, asistimos a una brillante puesta en escena, parecido a las de un mundial de fútbol. Construyen belleza y sabiduría, vencen y convencen a través de sus palabras. “Tristes armas si no son las palabras” decía Miguel Hernández. Nos dan una lección de madurez que nos deja apabullados. Os aseguro que verlos debatir es de las pocas experiencias que me hacen tener esperanza en el futuro.

    Con ese intercambio de posturas, con ese dominio de pros y contras, crecen siendo menos radicales, más empáticos y más demócratas. Y al público nos invitan a pensar, sentir, oscilar entre las dos posturas trazando caminos hacia la verdad.

    Lo triste es que les enseñamos todo esto para después abocarlos a ese desierto espantable, a esa morada de fieras que es el mundo. Un mundo en el que muchos adultos quizás no estemos a la altura. Ojalá que no pierdan la frescura y la autenticidad. Y cuando les toque abandonar el salón de actos del instituto para defenderse en el mundo, su mejor arma siga siendo la fuerza de la palabra.