viernes, 26 de enero de 2024

90 aniversario de la Escuela de Arte de Guadix















DESDE LA ESQUINA SAGRADA

 

Sin salir de mi tierra,

en el viejo palacio,

en el centro mismo de la ciudad milenaria

he visto cómo emana sin cesar

una gracia divina, un beso al aire

que va del corazón hasta las manos.

Es el arte,

el arte hecho pasión, legado, futuro, sueño.

 

Han sido miles de ojos cautivados

por la sabiduría del maestro.

Miles de manos que ensayan bocetos y ganan

destreza forjada por el paso de las horas

con desvelo y tesón.

 

Son hijos, madres o niños con ojos inquietos,

jubilados que vuelven

a enredarse en la paz de la belleza.

 

Al calor de la forja o el carboncillo,

para modelar cerros sobre un torno,

o buscar perspectivas y colores

escondidos entre trípodes y caballetes.

 

 Con ritmo rompen el silencio las bolilleras,

son sus alegres hilos

y las puntadas pacientes de las bordadoras

las que cosen los flecos de la vida. 

 

Desde aquí, desde el viejo portalón

en la esquina sagrada de la ciudad de piedra

vuela lejos el beso

entre cerros, alamedas y nieves.

Vuela lejos más años,

más semanas, más días,

llevando por el mundo nuestra esencia.

 

                                               Guadix, 19 de enero de 2024 

 

Unos héroes peculiares

 El el blog CHANGING PERSPECTIVES ON EDUCATION THROUGH ERASMUS PLUS (ERASMUS + IPEP JAÉN)

                -ARTÍCULO EN ESPAÑOL


                -ARTÍCULO EN INGLÉS




El artículo también ha aparecido en Ideal Jaén (28.01.2024):

Enlace a la versión digital


UNOS HÉROES PECULIARES

    A lo largo de la historia hemos conocido muchos héroes. Normalmente se han asociado a las hazañas y victorias en guerras, a la fuerza física, a la inteligencia para arengar y dirigir a las masas, en definitiva, a la capacidad para superar los obstáculos de la vida y ser líderes de una comunidad. Así nos lo han contado las grandes epopeyas de la Antigüedad y, en el siglo XX, el cine ha dado buena cuenta de ello.

    Hay nombres que irremediablemente asociamos a la guerra: Troya, Sarajevo, Ucrania, Gaza,… y algunos por desgracia siguen siendo actuales. Sigue habiendo héroes y villanos, según desde el punto de vista que tomemos. Pero en esta ocasión son otro tipo de héroes.

    Me estoy refiriendo a los adultos que se dedican a mejorar su formación académica y su vida profesional, compatibilizando esto con su vida familiar y profesional. Algunos están incluso privados de libertad en centros penitenciarios.

    En esta época en la que se busca el dinero fácil, el trabajo escaso o el desprecio hacia el conocimiento, ellos me parecen héroes modernos, antisistema que buscan salir del desempleo o de la precariedad laboral y lo hacen en condiciones muy adversas.

    No es la primera vez que escribo sobre ellos. Cuanto más me acerco a la enseñanza de adultos, más los respeto y admiro.

    Llevo algo más de un trimestre trabajando en el Instituto Provincial de Educación Permanente (IPEP), donde asiste gente que quiere obtener el título de la ESO, Bachillerato y pruebas de acceso a la universidad o a ciclos formativos. Nuestro alumnado aprende de forma semipresencial, a distancia, desde un centro de menores, desde una institución penitenciaria o en algunas localidades en las que cuentan con un CEPER (Centro de Educación Permanente). Además es un centro que forma parte de un proyecto internacional “Erasmus +” titulado: 'Repensando las prácticas educativas para adultos, estudiantes penitenciarios y menores infractores'. Esto implica que hay un intercambio internacional de conocimientos en relación a este tema. Los compañeros que han visitado centros y cárceles fuera de España nos cuentan cómo se trabaja allí. Y hay iniciativas y experiencias realmente admirables.

    Os cuento algunas de las experiencias que he vivido en este tiempo y que, sin duda, me han hecho reflexionar como profesora y como persona:

    Hace unos meses me visitó un alumno extranjero y me dijo que los alumnos españoles no valoran lo que es tener enseñanza gratuita. Me contó su historia personal y algunas anécdotas sobre su país. Vienen de lugares donde la corrupción y la delincuencia están extendidas, las posibilidades de mejorar las condiciones de vida son escasas e incluso la consideración social hacia ellos es desalentadora. En plena juventud ya los ven excesivamente mayores para formarse o cambiar de trabajo.

    Unos días después, un alumno se disculpa por faltar o llegar tarde y me dice que se encarga de enfermedades y cuidados familiares a tiempo completo.

    Es fácil que alguno de ellos exprima demasiado los horarios de descanso y dé alguna cabezada en clase. Y después me cuenta con toda tranquilidad su horario habitual, que quizá pueda empezar limpiando a las cinco de la mañana y terminar en clase a las nueve de la noche.

    Unos buscan mejores opciones laborales y más calidad de vida para ellos y sus familias. Otros quieren sacarse un título sin razón alguna, porque sí, por la satisfacción personal, por cumplir un sueño. Han esquivado el típico discurso del desánimo a su alrededor: ¿para qué lo quieres? ¿dónde vas a tu edad?

    Estos especímenes raros tienen otra peculiaridad. Son educados. Son respetuosos. Veo en ellos atención, sonrisas, agradecimiento. ¡Qué cosas!

    Hablo por teléfono con el alumnado a distancia que tutorizo para interesarme por ellos y la mayoría no tienen un problema, tienen mil. Imposibilidad de compatibilizar horarios, trabajo por turnos, falta de tiempo, hijos pequeños que no tienen donde dejar, enfermedades,... y aun así, muchos de ellos en cuanto pueden me piden ayuda para reincorporarse a sus estudios. Abro el correo y me encuentro un puñado de mensajes dando explicaciones, pidiendo materiales o disculpándose por su ausencia o por entregar la tarea fuera de plazo.

    Otros días me llegan los escritos de mis alumnos de la cárcel. Me cuentan lo sorprendente que les resultó ver que había una biblioteca en el módulo. Y palabras como estas que no me pueden dejar indiferente: “Es un alivio pensar que podría tener otras actividades que no fueran solo fumar o dar vueltas en el patio” o “Estoy deseando seguir con mi viaje en este curso con usted, esforzándome cada vez más, he aprendido a escribir mejor y quiero seguir”.

    Me extraño cuando veo que hay gente en una prisión que quiere leer y aprender. Recuerdo el inmenso trabajo que hacen los bibliotecarios para fomentar la lectura. Recuerdo las bibliotecas desiertas y cubiertas de polvo en las que nadie se interesa por un libro. Los libros son un peligro que la mayoría de la gente esquiva, el peligro de aprender. Tengo en mi retina todavía mi reciente visita al lugar donde estuvo la biblioteca de Sarajevo y otros lugares donde quedan tiros y heridas que se ven o se intuyen. Libros bombardeados, libros ignorados,... y en una cárcel, libros como refugio. Qué ironía.

    Este año me han encargado el proyecto “Escuela Espacio de Paz”. Unos días trabajo por la mañana, otros por la tarde, paso muchos momentos en soledad y pienso mucho en mis alumnos. La vida no es una línea recta y fácil en la mayoría de las vidas. ¿Quién no ha estado expuesto a los contratiempos de la juventud o a que la vida te deje en cualquier momento a la intemperie? ¿Hay nuevas oportunidades? ¿Son estas sus últimas oportunidades para enderezar el rumbo?

    Miro por la ventana, a veces veo amaneceres, otros días atardeceres y me pregunto: ¿Será esto trabajar por la paz? ¿Serán ellos los héroes actuales?

    Ojalá sepa transmitirles lo que pienso: no cejéis en vuestro empeño porque vosotros mejoráis el mundo, sois los auténticos escuadrones de la paz.

 

lunes, 1 de enero de 2024

Uno más uno



UNO MÁS UNO                                                                        31.12.2023

    Termina un año que me deja el corazón helado. No solo no hemos mejorado el mundo, sino que lo hemos empeorado con toda la saña de la que es capaz el ser humano. Daños de todo tipo, crispación, falta de educación y valores por doquier y sobre todo, cruentas guerras. Aunque enciendo poco la televisión, ¡qué pocas imágenes espantosas nos quedan por ver! ¡Cuántos niños muertos, familias destrozadas y pueblos destruidos! Mientras tanto, nosotros seguimos con nuestra opulencia, nuestros papanoeles y demás tinglado navideño. Nada más lejos del cristianismo, por cierto. Como diría mi abuela: no tenemos perdón de Dios.

    Con qué claridad visionaria lo dijo aquel genio bohemio francés llamado Charles Baudelaire en los primeros versos de Las Flores del mal: “La necedad, el error, el pecado, la tacañería,/ ocupan nuestros espíritus y trabajan nuestros cuerpos”.

    Ante este panorama desolador, podemos tomar varias posturas. Lo habitual es echar balones fuera y que la culpa siempre sea de otros. Los políticos, los de aquí, los de allí, mis compañeros, mi empresa, los de mi pueblo, … pero nunca YO. Desconfiamos por completo de las iniciativas particulares, que son casi las únicas que adecentan un poco el mundo.

    El chispazo de lucidez de una persona se puede materializar en creaciones o proyectos individuales. Cervantes, Leonardo, Miguel Ángel, Galileo y otros muchos que ha habido y habrá. Pero cuando el genio individual se contagia y se convierte en bola de nieve, en proyecto colectivo, los resultados se multiplican exponencialmente. Ya no es uno, es uno más uno que es mucho más que dos. Admiro profundamente a los pueblos que mantienen en pie lo colectivo en cualquier parcela de la vida. He visitado recientemente Valencia y me he traído en la retina la unión de sus barrios, de sus fiestas, de sus Fallas construidas entre todos.

    Veo con esperanza cómo la gente de a pie se agrupa en asociaciones de vecinos, en la primera feria de no se qué, en el primer encuentro de no se cuánto, … Y que cuando menos esperas se ha convertido en la vigésima edición o en la sesenta. Y ahí siguen porque empezaron paso a paso, día a día, uno más uno. Es el caso de la I Feria de la Almendra de Gor, las tres ediciones de “Los tesoros reales” de Alcudia, la jovencísima Asociación para la Defensa del Patrimonio de Guadix (ADEPA), las mejoras en el barrio del Almendral o la Brigada de la luz (Civitas Lucis) en Jaén que se dedica a limpiar de pintadas y embellecer la ciudad, por mencionar algunos ejemplos. Esto con el paso de los años lleva a otros resultados como son la Feria de la Matanza de la Sierra Sur organizada por la Cofradía Gastronómica el Dornillo en Valdepeñas de Jaén o el Portal de Belén de Exfiliana, que ya cuentan respectivamente con dieciocho ediciones. Y así se puede seguir hasta las ciento setenta y cuatro ediciones de la Feria ganadera y gastronómica de Jerez del Marquesado. O, como estamos en época navideña, la Asociación de Campanilleros de Vilches o las Misas de Aguinaldos de los pueblos al este de Sierra Nevada que ya mencionaba Pedro Antonio de Alarcón hace casi doscientos años.

    Así lo ha pensado también el gran arquitecto y urbanista accitano Juan Carlos García de los Reyes en su felicitación navideña: “Quizás olvidamos que en todos los lugares hay huellas hermosas que nos narran logros colectivos que debiéramos perpetuar, ya que están llenos de significado y de historia colectiva”.

    Ese mismo camino, pero en sentido inverso es el que recorremos cuando dejamos perder tradiciones y costumbres ancestrales porque nadie toma la iniciativa ni conciencia a los demás de la importancia de la pérdida. Lo que solemos hacer es lamentarnos y añorar aquellos tiempos en los que se hacía esto o aquello, pero no nos arremangamos para mantenerlo. Y por supuesto, les seguimos echando la culpa a los otros.

    Hace unas semanas se organizó un evento titulado “Linares canta a Raphael en Navidad” en el que homenajearon al artista linarense por el sesenta aniversario de su debut musical. Más de quinientos músicos, más de una veintena de agrupaciones y artistas de todo tipo unieron sus voces en una sola voz. ¡Cuánto tenemos que aprender de la música y aplicar en los demás campos!

    Y este año en Jaén se celebra un aniversario muy especial, el setenta cumpleaños del Orfeón Santo Reino, el coro decano de Jaén y uno de los más antiguos de Andalucía. Un coro que ha llevado el nombre de Jaén por Europa durante muchos años y que sigue en pie gracias al tesón de sus componentes y directiva. Los conozco, hablo con ellos, sé de su día a día. Algunos llevan más de cuarenta años cantando, han dejado tareas personales a un lado, han hecho kilómetros y kilómetros para no perder ensayos, han perdido dinero incluso en sus trabajos, …  en su camino por mantener vivo el Orfeón. Por amor al Orfeón, por amor al arte. De este aniversario se deberían alegrar el alcalde, el presidente de la Diputación, el Conservatorio, todas las demás asociaciones musicales y todo jienense. Sin embargo, es probable que volvamos a pasar de puntillas en la valoración de lo valioso y de lo nuestro.

    Este cumpleaños y todos los de las asociaciones y eventos mencionados o no en este artículo merecen nuestro reconocimiento. Poner en pie cualquier cosa requiere mucho esfuerzo, mucho compromiso, mucho sufrimiento, a veces demasiado. Implica entregar tiempo y dinero, exponerse a críticas y opiniones que pueden ser tan ignorantes como destructivas. Pero toda esa gente concienciada con lo colectivo sabe que la entrega generosa siempre devuelve mucho más de lo que se da y nos enriquece y da vida a todos. Ojalá aprendamos algún día y se lo transmitamos a los que vienen detrás para que lo mejoren y lo continúen. Feliz 2024 en el que sigamos sumando.