lunes, 1 de enero de 2024

Uno más uno



UNO MÁS UNO                                                                        31.12.2023

    Termina un año que me deja el corazón helado. No solo no hemos mejorado el mundo, sino que lo hemos empeorado con toda la saña de la que es capaz el ser humano. Daños de todo tipo, crispación, falta de educación y valores por doquier y sobre todo, cruentas guerras. Aunque enciendo poco la televisión, ¡qué pocas imágenes espantosas nos quedan por ver! ¡Cuántos niños muertos, familias destrozadas y pueblos destruidos! Mientras tanto, nosotros seguimos con nuestra opulencia, nuestros papanoeles y demás tinglado navideño. Nada más lejos del cristianismo, por cierto. Como diría mi abuela: no tenemos perdón de Dios.

    Con qué claridad visionaria lo dijo aquel genio bohemio francés llamado Charles Baudelaire en los primeros versos de Las Flores del mal: “La necedad, el error, el pecado, la tacañería,/ ocupan nuestros espíritus y trabajan nuestros cuerpos”.

    Ante este panorama desolador, podemos tomar varias posturas. Lo habitual es echar balones fuera y que la culpa siempre sea de otros. Los políticos, los de aquí, los de allí, mis compañeros, mi empresa, los de mi pueblo, … pero nunca YO. Desconfiamos por completo de las iniciativas particulares, que son casi las únicas que adecentan un poco el mundo.

    El chispazo de lucidez de una persona se puede materializar en creaciones o proyectos individuales. Cervantes, Leonardo, Miguel Ángel, Galileo y otros muchos que ha habido y habrá. Pero cuando el genio individual se contagia y se convierte en bola de nieve, en proyecto colectivo, los resultados se multiplican exponencialmente. Ya no es uno, es uno más uno que es mucho más que dos. Admiro profundamente a los pueblos que mantienen en pie lo colectivo en cualquier parcela de la vida. He visitado recientemente Valencia y me he traído en la retina la unión de sus barrios, de sus fiestas, de sus Fallas construidas entre todos.

    Veo con esperanza cómo la gente de a pie se agrupa en asociaciones de vecinos, en la primera feria de no se qué, en el primer encuentro de no se cuánto, … Y que cuando menos esperas se ha convertido en la vigésima edición o en la sesenta. Y ahí siguen porque empezaron paso a paso, día a día, uno más uno. Es el caso de la I Feria de la Almendra de Gor, las tres ediciones de “Los tesoros reales” de Alcudia, la jovencísima Asociación para la Defensa del Patrimonio de Guadix (ADEPA), las mejoras en el barrio del Almendral o la Brigada de la luz (Civitas Lucis) en Jaén que se dedica a limpiar de pintadas y embellecer la ciudad, por mencionar algunos ejemplos. Esto con el paso de los años lleva a otros resultados como son la Feria de la Matanza de la Sierra Sur organizada por la Cofradía Gastronómica el Dornillo en Valdepeñas de Jaén o el Portal de Belén de Exfiliana, que ya cuentan respectivamente con dieciocho ediciones. Y así se puede seguir hasta las ciento setenta y cuatro ediciones de la Feria ganadera y gastronómica de Jerez del Marquesado. O, como estamos en época navideña, la Asociación de Campanilleros de Vilches o las Misas de Aguinaldos de los pueblos al este de Sierra Nevada que ya mencionaba Pedro Antonio de Alarcón hace casi doscientos años.

    Así lo ha pensado también el gran arquitecto y urbanista accitano Juan Carlos García de los Reyes en su felicitación navideña: “Quizás olvidamos que en todos los lugares hay huellas hermosas que nos narran logros colectivos que debiéramos perpetuar, ya que están llenos de significado y de historia colectiva”.

    Ese mismo camino, pero en sentido inverso es el que recorremos cuando dejamos perder tradiciones y costumbres ancestrales porque nadie toma la iniciativa ni conciencia a los demás de la importancia de la pérdida. Lo que solemos hacer es lamentarnos y añorar aquellos tiempos en los que se hacía esto o aquello, pero no nos arremangamos para mantenerlo. Y por supuesto, les seguimos echando la culpa a los otros.

    Hace unas semanas se organizó un evento titulado “Linares canta a Raphael en Navidad” en el que homenajearon al artista linarense por el sesenta aniversario de su debut musical. Más de quinientos músicos, más de una veintena de agrupaciones y artistas de todo tipo unieron sus voces en una sola voz. ¡Cuánto tenemos que aprender de la música y aplicar en los demás campos!

    Y este año en Jaén se celebra un aniversario muy especial, el setenta cumpleaños del Orfeón Santo Reino, el coro decano de Jaén y uno de los más antiguos de Andalucía. Un coro que ha llevado el nombre de Jaén por Europa durante muchos años y que sigue en pie gracias al tesón de sus componentes y directiva. Los conozco, hablo con ellos, sé de su día a día. Algunos llevan más de cuarenta años cantando, han dejado tareas personales a un lado, han hecho kilómetros y kilómetros para no perder ensayos, han perdido dinero incluso en sus trabajos, …  en su camino por mantener vivo el Orfeón. Por amor al Orfeón, por amor al arte. De este aniversario se deberían alegrar el alcalde, el presidente de la Diputación, el Conservatorio, todas las demás asociaciones musicales y todo jienense. Sin embargo, es probable que volvamos a pasar de puntillas en la valoración de lo valioso y de lo nuestro.

    Este cumpleaños y todos los de las asociaciones y eventos mencionados o no en este artículo merecen nuestro reconocimiento. Poner en pie cualquier cosa requiere mucho esfuerzo, mucho compromiso, mucho sufrimiento, a veces demasiado. Implica entregar tiempo y dinero, exponerse a críticas y opiniones que pueden ser tan ignorantes como destructivas. Pero toda esa gente concienciada con lo colectivo sabe que la entrega generosa siempre devuelve mucho más de lo que se da y nos enriquece y da vida a todos. Ojalá aprendamos algún día y se lo transmitamos a los que vienen detrás para que lo mejoren y lo continúen. Feliz 2024 en el que sigamos sumando.

 

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