martes, 6 de junio de 2023

¿Inteligencia?

     


                                                                                   Enlace a Ideal Jaén


¿INTELIGENCIA?                                                                            04.06.2023

    Todos recordamos cuándo apareció Internet. Desde entonces, instalamos programas, descargamos información, usamos redes sociales, aceptamos cookies,… la mayoría de las veces sin conocer dónde nos metemos. Ya se sabe, la letra pequeña. Tras lo supuestamente gratuito, somos nosotros la mercancía.

    La tecnología ha permitido avances impensables pero también nos ha atontado haciéndonos adictos a ella. Con los móviles nos aislamos, nos convertimos en zombies y nos relajamos como si fuera el chupete de los adultos. Nunca hemos estado tan hiperconectados y al mismo tiempo tan solos.

    Asociamos tecnología a progreso, a primer mundo, a modernidad. Aunque hace unos días leí en la novela “Marina” de Ruiz Zafón un fragmento que me dio una bofetada: “¿Qué clase de ciencia es esa, capaz de poner un hombre en la Luna pero incapaz de poner un pedazo de pan en la mesa de cada ser humano?”.

    En educación, se fomenta su uso con ingentes partidas económicas. En el ámbito familiar, ponemos un aparato en manos de un bebé y elogiamos su habilidad para tocar la pantalla.

    Paradójicamente, no hacen lo mismo los colegios elitistas en los que se escribe a mano, se hacen manualidades y juegos, se fomenta el contacto con uno mismo y con el entorno, ... todo ello sin pantallas. Algo sabrán del tema los prebostes del negocio tecnológico como Steve Jobs o Bill Gates que han limitado o directamente prohibido el uso de la tecnología a sus hijos hasta una determinada edad.

    Recientes investigaciones de universidades americanas están comprobando que el cociente intelectual de la población está descendiendo por primera vez en el último siglo. National Geographic menciona la contaminación, la alimentación, los sistemas educativos y el aumento negativo del uso de las redes sociales como principales causas de este descenso. Hay caídas en lógica, vocabulario y resolución de problemas, entre otras habilidades. Esto afecta por ejemplo al desarrollo cognitivo, a la reflexión o al pensamiento crítico.

    Por otra parte, no será la COVID el hito más importante del s. XXI. Vamos a asistir a un cambio histórico sin precedentes a través de la Inteligencia Artificial. El mundo que se está gestando no es futuro sino presente y provoca tanta curiosidad como inquietud. Son muchas las herramientas que están compitiendo en una carrera imparable por instalarse en nuestras vidas. Quienes hemos probado aplicaciones como ChatGPT, hemos visto sus increíbles posibilidades en creación de textos, que paulatinamente se irán perfeccionando.

    Ante esta nueva realidad, ha ocurrido un hecho insólito. Elon Musk junto con más de mil expertos han pedido pausar los avances en investigación de Inteligencia Artificial porque “podría poner en riesgo a la Humanidad” y lo comparan con la tecnología nuclear.

    La ficción ya se ha adelantado abriendo camino en libros, series y películas. Todo cambiará, desde la educación, el mercado laboral hasta el cuidado de las personas mayores. Habrá importantes beneficios como avances en investigación, manejo de gran cantidad de información, reducción de errores o automatización de procesos. Como contrapartida habrá pérdida de seguridad, de veracidad de la información, confusión, control o falta de libertad. Esto ocasionará problemas políticos, sociales o éticos.

    La Inteligencia Artificial es útil si se utiliza adecuadamente. Pero debemos ser conscientes de que estamos jugando con fuego, no hay una regulación legislativa y además, vivimos en una sociedad sin valores en la que el acuerdo no es fácil y en la que solo interesa maximizar los beneficios económicos.

    Se están creando superhombres, máquinas dioses superinteligentes, que no cometen errores humanos y les estamos dando todo el poder para que nos dominen. La Inteligencia Artificial hará lo mismo que el cerebro humano pero con mayor rapidez y exactitud. Mientras tanto, nosotros perdemos habilidades. No parece muy inteligente por nuestra parte. Me recuerda a aquellos mitos clásicos en los que los dioses controlaban y sometían a los hombres.  

    La tecnología es apasionante, pero no es lo mismo el uso, o incluso el abuso, que este salto tecnológico que nos esclavizará. Si las máquinas lo hacen todo, estamos abocados a dejar de pensar, de razonar y de existir. “Pienso, luego existo” dijo Descartes. ¿Será la Inteligencia Artificial la que busque vida inteligente entre los humanos? ¿Vivirá por nosotros?

    Esperaremos sin miedo, con cautela, abiertos al progreso, lo que nos depara el futuro artificial y deshumanizado que se avecina. Las abuelas de mi infancia resumirían estas alternativas con dos expresiones: “Hay que abrazar lo que venga” o “Señor, llévame pronto”. Pues eso, esperaremos.

    Mientras tanto seguiré escribiendo a mano, oleré las rosas de mi jardín, caminaré entre los árboles, amasaré pan, cocinaré recetas familiares que no conoce ChatGPT, cometeré errores y releeré para no olvidarlo el poema “Beso artesanal” de Mario Benedetti”: “De los medios de comunicación/ en este mundo tan codificado/ con Internet y otras navegaciones/ yo sigo prefiriendo/ el viejo beso artesanal/ que desde siempre comunica tanto”.