jueves, 27 de marzo de 2025

Premios







PREMIOS                                                            17.3.2025

    Últimamente compruebo cómo no paramos de dar premios y hacer homenajes. En los últimos meses, las medallas y banderas de Andalucía; ahora en Jaén, los premios de la provincia y así un largo etcétera en pueblos y ciudades. Y que tire la primera piedra quien no guste de un reconocimiento. Además, solemos pensar que lo merecemos más que los demás. Ea, somos así.

    No sé si la cantidad de premios es excesiva o escasa. Recuerdo a uno de mis tíos agricultores que dedicó su vida noche y día a sus tareas. Cuando en mi casa veíamos en televisión la entrega de la Medalla del Trabajo, nos sonreíamos pensando que él era el mayor merecedor. Pocos o muchos reconocimientos, lo importante es que sean acertados y que concilien al mayor número de personas posible. Veo que muchas veces lo que mueve los premios es el amiguismo y que nunca se dará a quien está en el polo opuesto, aunque lo merezca. Ya Aristóteles afirmó: “La dignidad no consiste en poseer honores, sino en merecerlos”.

    Hay premios que llegan asombrosamente pronto. Y puede que esté bien. Otras veces se premia a gente con más deméritos que méritos pero que dieron en el blanco en algún asunto. Lo lamentable son los que llegan tarde, demasiado tarde o nunca. Por fin se acuerdan de reconocer al Orfeón Santo Reino. Solo han cantado durante más de setenta años de forma ininterrumpida en Jaén y en gran parte de Europa. Y es una de las formaciones corales más antiguas de Andalucía. Creo sinceramente que ya es hora. No solo de homenajear sino de apoyar ante las piedras que se encuentran en el camino cuando hay tantos kilómetros de recorrido.

    En este tema, hay un caso que me parece sangrante en Jaén: Luis Berges. Ha recibido algunos reconocimientos, pero no los suficientes ni en su ciudad ni en su región. Este arquitecto con un siglo de vida, que ha restaurado todo el patrimonio de la ciudad y muchos edificios imprescindibles de la provincia (¡¡novecientos proyectos arquitectónicos!!) y todavía tiene fuerzas para reclamar a las administraciones que no dejen caer más patrimonio y que conviertan a Jaén en la única ciudad europea con dos baños árabes, ¿todavía no lo merece? Lo conocí hace dos décadas practicando senderismo por la Sierra Sur. Me asombró su habilidad para moverse por los senderos y veredas a pesar de su edad. Pero también me llamó la atención su mirada perspicaz. La mirada cuidadora e incansable de amor hacia su tierra. Probablemente él no necesite homenajes, pero es de justicia. Ya se sabe lo de que quien más hace, menos merece; que nadie es profeta en su tierra; que el elogio de lo propio envilece… y todas esas creencias que dañan siempre a los mejores. El acierto en reconocer lo valioso, sea propio o ajeno, engrandece a quien lo hace. Así lo manifestó J. F. Kennedy: “A una nación se la conoce por los hombres que produce, pero también por los que honra”.

    Pienso en esto mientras paseo por el castillo de Bellver en Palma de Mallorca, precisamente donde sufrió prisión nuestro insigne Jovellanos. Otro ejemplo de amor a España y afán por construir un país civilizado. Se me encoje el corazón ante tanta entrega mal entendida. También compruebo apenada cómo los homenajes empezaron justo unos años después de su muerte.

    Permitidme que ponga en cuarentena los reconocimientos rimbombantes. Creo que hay que buscar entre la gente anónima, en su trabajo responsable sin pretensiones de los brillos fatuos de las medallas ni de los flashes. Para premiados o no, siempre quedará la posteridad.